paro de subtes o galleta de la fortuna

durante meses le pregunte al subte
una vez por día
sobre mi actitud hacia el destino.
con las puertas abiertas en mi nariz asumía un acierto.
entre vagones, estaba errada.
y una ventanilla solo me evidenciaba un estado de vagancia.
pase diez días sin confirmar mi actitud.
sin preguntarle a nadie.
pase diez días como todos viajando apretada y lerda
entre humanos callados y malhumorados.
y ninguno preguntandose
sobre su actitud hacia el destino.
ninguno preguntando sobre la solución del conflicto.
ninguno abriendo puertas en la nariz.
ninguno proponiendo parar a un kirtchenista y a un macrista en el anden a esperar que el subte resuelva en nombre del destino.

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